La Semana Santa es considerada la más grande, porque la Iglesia nos hace experimentar de manera profunda los misterios de nuestra salvación con la resurrección como meta final. Cada año nos proponemos vivir los sagrados misterios como comunidad del carisma palotino entre nosotros, sacerdotes y religiosas, en el reto de hacer que las demás personas, que se dejan acompañar en este rito celebrativo, conozcan y amen los misterios de Jesucristo.
En Mateo 9,37 se nos dice: "La mies es mucha y los obreros son pocos". Esta máxima evangélica la vivimos cada día en el ejercicio de hacer que muchos pueblos conozcan y amen a nuestro Señor Jesucristo, con ello hemos podido vivir la Semana Santa con tres de nuestras numerosas comunidades: Vilcas Huamán, Vischongo y Pomacocha.
Confesamos unánimemente que la liturgia que nos ofrece la Semana Santa es muy mística, pero con el toque natural de la cultura, de la historia del pueblo que vive aquí, nos facilita vivir, experimentar lo sagrado de manera fácil y muchas veces nos provoca vivir de manera dura, pero Dios siempre nos comunica en estas situaciones que es el protagonista y cuidador de todas las cosas. Bueno, sólo llevo tres años aquí en la provincia de Vilcas Huamán, y aquí hay un lugar que proporciona materia prima en todo momento para mejorar y salvarnos. La Semana Santa ha sido para nosotros una experiencia de sembrar semillas de esperanza, no sólo para el pueblo de Dios de manera general, para que rompa el caparazón de la ignorancia respecto a las verdades de Dios, para que viva lo específico del sacramento del bautismo, para provocarlo a ser verdadero discípulo y misionero, sino también para nosotros, para que no nos estanquemos en el proceso de santificación que es tarea y misión de todos. Gracia y paz a todos.
Padre Marcone Castro, SAC